domingo, 20 de octubre de 2013

El Misterio del Oera Linda VIII


Nyhellênja y Min-erva

por Hyranio Garbho


El Oera Linda habla de una sacerdotisa de la ciudad de Walcheren cuyo nombre era Min-erva -conocida también como Nyhellênja por los hombres de mar.  De ella dice que gobernó en el Burgo de Walhallagâra alrededor del año 1600 antes de Cristo.  Abrumada por las instigaciones de Kålta, otra sacerdotisa, abandonó Walcheren y marchó con Jon, un príncipe del mar, a conquistar el mediterráneo.  Tras recalar en muchos puertos -entre los que el Oera Linda cuenta a la propia Thyrhisburgt, la ciudad fundada por Tünis (posiblemente Pantelaria)- llegaron a las costas de Grecia, que los frisones llaman Krêkalânda, y en un lugar llamado Attika Min-erva fundó una ciudad que llamó Athenas.  El Oera Linda dice:

"Cuando Jon alcanzó el mar mediterráneo (...) se fue con su flota directo a Lydia (África)... pero Min-erva dijo: "No se acerquen, porque aquí el aire ha sido largamente envenenado por los sacerdotes" (...) Cuando llegó la noche, Jon cambió su rumbo hacia la distante Krêkalênda (Grecia). Al final arribaron a un país que se veía muy árido, pero se encontraron con un puerto allí. Aquí Min-erva dijo: "quizá, en este lugar, no debamos tener miedo alguno de los príncipes o sacerdotes, ya que ellos siempre se buscan las tierra ricas" (...) Cuando Min-erva hubo explorado el país que es llamado por sus habitantes Attika vio que su gente eran todos pastores de cabra, y que vivían de la carne, de las raíces silvestres, de las hierbas y de la miel. Estaban vestidos con pieles, y tenían sus viviendas en las laderas de los cerros, por lo cual se les llamaba hellingers (habitantes de las laderas). Al principio huyeron, pero cuando supieron que no los atacaríamos regresaron y se mostraron muy amistosos. Min-erva les preguntó si podíamos asentarnos allí pacíficamente. Esto fue aceptado bajo la condición de que les ayudáramos a pelear contra sus vecinos, quienes constantemente venían a llevarse a sus niños y a robar sus viviendas. Entonces construimos allí una ciudadela a unas cuantas horas de distancia del puerto. Por consejo de Min-erva ésta fue llamada Athenia, ya que dijo que quienes vinieran después de nosotros debían saber que no estábamos aquí por insidia o violencia, sino que habíamos sido recibidos como amigos"[1]. 

Más allá de la probabilidad o no de este relato hay algo en él que ha podido ser comprobado.  La palabra "Atenas" no tiene raíz griega; y, en cambio, sí la tiene en lengua frisona.  En griego, esta palabra se dice sólo en plural, lo que es también coincidente con el frisón "âtha" -de donde derivaría la palabra "atenas"- que también viene dicho en plural y significa "amigos".  Pero esto no es todo.  El relato frisón nos dice que Min-erva era conocida por los marineros como Nyhellênja.  En el Oera Linda Nyhellênja es llamada a veces también Hêllênja.  El nombre "Hêllênja" evoca, en todo, el nombre "Helena", con el que es conocido todo el país de los griegos en el mundo antiguo. Esto no pudo ser inventado por unos supuestos falsificadores. Los nombres Nyhellênja y Hêllênja son prácticamente idénticos.  Y no sería descabellado pensar que los griegos deben su nombre a esta sacerdotisa frisona, divinizada más tarde en la figura de Atenea (que en frisón significa "amiga"), y conocida en el mundo romano como Minerva.

Altar votivo a Nyhêllênja en Dortmund

Nyhellênja fue efectivamente una diosa germana venerada en Walcheren, Zelanda (suroeste de Holanda), donde aun se conservan más de 160 altares votivos consagrados a ella.  También se le veneró en Alemania, particularmente en Colonia, donde recientemente se han descubierto dos altares consagrados a su divinidad.  En la mayoría de estos altares la diosa es representada como una muchacha en un ábside, ora sentada en un trono con una canasta de manzanas a su lado, ora de pie sobre una embarcación, generalmente acompañada por un perro o un lobo que parece estar aullando a su lado.  En todos estos lugares Nyhellênja fue venerada como patrona de los hombres de mar.  Las inscripciones en sus altares hacen siempre referencia a estos hechos.  Allí los marinos le imploran por la seguridad en la navegación del mar del norte; o le agradecen cuando han podido surcar estos mares con éxito.  Otras inscripciones piden o agradecen a Nyhellênja por custodiar y mantener a salvo los bienes de una flota durante la navegación.  Este es un dato muy interesante.  Herman Wirth, traductor del Oera Linda al alemán, dice que el nombre de Min-erva puede no ser un nombre, sino un título.  Basado en la evidencia que esta Diosa era custodia de los bienes y las posesiones de los marineros mientras surcaban los mares, Wirth advierte que "Min-erva" significa precisamente esto, "Mis Bienes", "Mis posesiones", "Mi heredad".   Hay, en el propio Oera Linda, un pasaje que ratifica esto.  Allí se puede leer:

"Cuando Nyhellênja, cuyo nombre real era Min-erva, estuvo bien establecida, y los krekalander la amaron tanto como lo hizo su propio pueblo, vinieron a su ciudadela algunos príncipes y sacerdotes y le pidieron un lugar donde dejar sus posesiones.  Hellênja respondió: 'Yo llevo mis posesiones en mi propio pecho.  Lo que he heredado es el amor de la sabiduría, de la justicia y la libertad.  Si pierdo éstas llegaré a ser como la más vil de vuestras esclavas; ahora os doy estos consejos a cambio de nada, pero luego os los venderé'.  Los nobles se alejaron riendo y diciendo: 'Somos Vuestros humildes sirvientes, sabia Hellênja'. Pero se extralimitaron en esto, por lo que la gente llegó a tomar este nombre como un nombre de honor (¿Como un título?)[2]" 

Es probable que los sacerdotes hayan ido donde ella a pedir donde dejar sus posesiones porque era ella, entre marineros, la custodia de estos asuntos.  Pero ella rechaza custodiar los bienes de los sacerdotes por ser éstos hipócritas y aduladores.  Las posesiones de Nyhellênja, no obstante, no son cosas tangibles.  Ella custodia, más bien, bienes inmateriales, como la sabiduría, la justicia y la libertad.  Éstas son sus posesiones.  Herman Wirth advierte que en frisio "mis posesiones", "mis bienes", en plural, se dice: "Mina Erva".  De donde se sigue, sin mucha dificultad, que éste pueda haber sido, más bien, un título y no un nombre.  Por esa razón, quizá, Nyhellênja fue llamada Min-erva (nótese que en frisio este nombre se escribe con un guión intermedio que separa la palabra "Min" de "Erva").

Establecido como altamente probable que Nyhellênja haya sido efectivamente llamada Min-erva, por las razones antes invocadas, resta analizar sobre este tópico una última cuestión.  Ésta atañe al parecido del nombre "Min-erva" con el nombre "Minerva" que recibe la conocidísima diosa romana.  Pero también al paralelo inequívoco que es posible establecer entre una y otra diosa.   Después de todo, Minerva es considerada el equivalente romano de la diosa griega Atenea, con quien ya ha sido identificada Nyhellênja.

La etimología del nombre Minerva se pierde en la noche de los tiempos y no existe seguridad alguna sobre su origen.  Algunos pretenden que este nombre es etrusco; pero no ofrecen ninguna prueba al respecto.  La etimología ofrecida por Wirth no sólo es altamente satisfactoria, sino, además, plenamente coincidente en muchos de los rasgos advertidos en Nyhellênja -y de los que dan prueba las diversas inscripciones que se han conservado en sus altares.  Si ello es así la identificación entre Nyhellênja, Minerva y Atenea queda apenas a un paso de ser definitivamente establecida. Que Minerva y Atenea son, arquetípicamente hablando, la misma Diosa, está fuera de discusión. Que Minerva-Atenea es la Diosa germana Nyhellênja resulta muy probable, siguiendo el relato del Oera Linda.  Pues si Minerva significa efectivamente, en lengua germana antigua, "Mis posesiones" o "Mi heredad", y éste es un rasgo de Nyhellênja, el paralelo entre una y otra queda plenamente justificado.  Minerva no es una palabra latina; en cambio, sí lo es germana.  Incluso, en el moderno alemán, la expresión "Mis herederos", cara a "Mi heredad", se dice: "Meine Erben", que puede ser perfectamente comprendida como una evolución tardía de "Mine Erva".  Tampoco el nombre Atenea es griego; pero sí es germánico, frisón -y esto ya lo vimos.  De allí deducimos que el Oera Linda puede tener asidero en lo que se refiere a estas historias.  Pero, por cierto, hay todavía más.




[1] Oera Linda, versión castellana de Hyranio Garbho, capítulo: "La Historia de Jon (II Parte). Inscrito en Texland".
[2] Oera Linda, versión castellana de Hyranio Garbho, capítulo: "Los Escritos de Minnos II".

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