martes, 21 de mayo de 2013

El Secreto de Las Runas


Por Hyranio Garbho


Las claves de comprensión del Secreto de Las Runas de Guido von List se despliegan a partir de la inteligencia de tres nociones o conceptos fundamentales de su filosofía.  Estas nociones están íntimamente vinculadas entre sí y son  transversales a toda la obra listiana a partir del Bücherei.  Estos conceptos son, primero, los tres niveles de comprensión del todo -los que están sujetos, a su vez, a las tres fases fundamentales del ciclo natural de todas las cosas, las cuales son el nacimiento, desarrollo, muerte y renacimiento; segundo, la dualidad, trinidad y multiplicidad en que parece desenvolverse siempre la "unidad" del todo; y tercero, la ley interior de todo cuanto existe en ambos planos de la realidad, ley cuya forma se expresa en la noción de Destino (Schicksal). Todos los temas tratados y desarrollados en profundidad -e incluso aquellos que son tocados sólo tangencialmente- están abordados desde esta triple óptica de comprensión, fuera de la cual, además, no es posible hacer inteligencia alguna del Secreto de Las Runas.

De acuerdo con el planteamiento de List todo cuanto hay en el universo está sujeto a un proceso o ciclo permanente de transformaciones y cambio.  Este proceso describe tres fases fundamentales -Nacer, Desarrollarse y Perecer para Volver a Nacer nuevamente.  En la última de estas fases (el perecer para nacer nuevamente) este proceso delinea una ascensión que da cuenta de un ciclo en espiral, por lo que la concepción del tiempo fundamental en List no supone una cadena en círculo, al modo griego o nietzscheano, sino un ciclo de transformaciones en el que cada renacimiento supone un ascenso o conquista que determina la necesidad del cumplimiento de esta última fase. 

Ese proceso o ciclo ha sido precisado por nosotros en la fórmula del Venir-al-Ser, Permanecer-en-el-Ser y Abandonar-el-Ser para Venir-al-Ser nuevamente. En la propuesta listiana el "nacimiento" marca una fase del proceso que bien puede describirse en la fórmula del ex-nihilo.  En efecto, dado que se trata de una ascensión en el espiral cada nuevo "nacimiento" marca a un "ser" que no era antes, en la medida que no repite ni puede repetir al "ser" precedente, sujeto como está a ascender y no a circular. Por eso que este "nacimiento", este "originarse" (Entstehen) supone más bien la impronta de un movimiento hacia el "ser" desde un "no-ser" que era antes, y que en el ciclo precedente necesariamente habría supuesto un desplazamiento desde el "ser" hacia el "no-ser" (lo que nosotros llamamos el abandono-del-ser o Tránsito hacia el no-Ser -en alemán, Vergehen).  El permanecer-en-el-ser es la etapa del desarrollo, la actividad, el gobierno; el momento o movimiento visible del "Ser" en esta dinámica constante que describe la espiral.  Pero, de todos modos, es sólo un momento. En él tiene lugar el Gobierno, la regencia, entendida ésta no desde la trivialidad exclusiva de los asuntos humanos (sin descontar por ello que pueda implicarlos en algún sentido, y de forma necesaria), sino, desde la inteligencia sutil de la esencia de la ley que es Destino.  "Permanecer-en-el-Ser" es, así, "Hacer", "Actuar" en la órbita del "Gobierno"  (en la esfera del autoregirse por la ley que es Destino); pues todo cuánto tiene lugar en este orden de cosas, todo cuánto es puesto en movimiento en este plano visible de la realidad (un pensamiento, una emoción, etc.) puede ser sujetado o reducido a una "acción", a un "hacer" que tiene como base y fundamento a la "ley que es destino", que es "Gobierno".  Finalmente, el abandono-del-Ser (Vergehen) para Venir-al-Ser nuevamente marca un movimiento que va desde el Ser hacia el no-Ser, pero donde este no-Ser representa un nuevo y simultáneo movimiento hacia un nuevo Ser, al tiempo que un ascenso en la espiral del ciclo constante de toda realidad.  "Abandonar-el-Ser" (Vergehen o Tránsito hacia el no-Ser) supone,  metafísicamente hablando, perder realidad en el alto sentido de esta expresión, esto es, en el que da cuenta de ambos planos de la realidad.  Por ello, es tanto "perecer", "corromper", "decaer", "degradar" como "desaparecer", "volverse invisible" en el entendido de instalarse en la "ausencia", en la "nada", en lo que ya no tiene tiempo (o tiene demasiado tiempo, para expresarnos en un sentido trivial) y no puede, por tanto, estar sometido a las leyes del tiempo.

Este ciclo permanente es natural. La ley que lo rige es Destino. Pues todos los seres tienden a él como a su propio cumplimiento. Pero este ciclo entraña todavía una significación más.  De él se desprenden los tres niveles de comprensión a que están sujetas todas las cosas. Todos los seres, todas las cosas, todos los hechos, e incluso todas las palabras, en el devenir de su desarrollo, pueden explicarse en cualquiera de estos tres niveles de comprensión; pues todo nace, se desarrolla y decrece.  Desde el significado de una palabra, pasando por el simbolismo de una imagen, o la propia vida de una persona.  En la medida en que todo está sujeto a este ciclo permanente de transformaciones y cambios, todo es susceptible de ser interpretado en cualquiera de estos tres niveles de comprensión.

Así, la naturaleza de todo cuanto existe está sujeta a este ciclo perenne de alteraciones y transformaciones. Pero ese devenir constante, ese eterno proceso de germinaciones, desarrollos, caídas y renacimientos acontece según una estructura metafísica que da cuenta de una dualidad, de una trinidad y de una multiplicidad que atraviesa a todos los seres y por la que todos los seres llegan a ser y dejan de ser en este ciclo perpetuo.

La dualidad lo envuelve todo y la dualidad es siempre de contrarios o pares de opuestos: cielo y tierra, día y noche, masculino y femenino, luz y oscuridad, bien y mal, fuerza y debilidad, etc.  A un nivel de la dualidad, en el así llamado plano invisible de las cosas, se despliegan los arquetipos, presididos en la cábala aria por el número Tres que es Uno[1], común a las tradiciones hindúes y germánica y que da origen en el pensamiento listiano a la Tríada Triunidad Triunitaria[2]. En el otro nivel de la dualidad, en el plano ligado a la dimensión visible de las cosas, se despliega la Multiplicidad aparente, la del velo de maya en la tradición indostánica, que es la de una Multiplicidad que ora confluye en el uno, ora se dispersa. En el devenir de uno y otro nivel, en el desenvolvimiento paralelo de los planos Trino y Múltiple, el Secreto de Las Runas se despliega al modo pontificial de lo comunicante, a la manera de un puente que une y vincula los mundos, el real y el aparente, el invisible y el visible, en la forma de un arquetipo que se repite (lo uno en lo múltiple) y que señala el desplazamiento o movimiento de la transformación eterna, y su réplica o duplicado en el otro plano de la realidad.

En este orden de ideas El Secreto de Las Runas está asociado a una Metafísica y a una Tradición.  Las Runas son arquetipos que hacen visible lo invisible; que enseñan y muestran el movimiento o estado de la transformación del otro plano para actuar en este plano. De allí que hayan sido usadas también con un sentido mántico; aunque su fuerte yace en una opera alquímica. Las Runas son así, transmisores de una realidad del todo desconocida e inaccesible para las atrofiadas mentes de la Edad Oscura.  Ellas poseen la capacidad de abrirnos a la súper-consciencia del otro mundo, del otro plano, la dimensión arquetípica donde yace la verdadera esencia de todas las cosas. Pero ellas ostentan este poder porque en sustancia son la expresión mejor acabada de la eterna transformación o cambio continuo a que están sujetos todos los seres.  Y esto es así porque ellas son el fruto de esta transformación, son la inteligencia del ciclo, en la medida en que su nacimiento tiene por origen la necesidad de captar en este plano el movimiento del otro. En efecto, antes de ser símbolos grabados en la madera o en la piedra, las runas supusieron un modo privilegiado de recepción o captación de la eterna transmutación y su sentido.  Dado que existe en los organismos vivos zonas privilegiadas de recepción de los momentos o desplazamientos del ciclo y captación natural de su sentido (la clarividencia o alta comprensión), los sabios antiguos, los skalder primero y luego los minnesänger, comunicaron esto a través de las posiciones del cuerpo, las que describiendo una figura u otra se prestaban mejor para la recepción del mensaje o vibración[3] (pues dicho sea en rigor, el eterno desplazamiento de todas las cosas, a través de sus tres fases, en todos los seres, vibra). Así, las runas constituyeron primero ciertas posiciones del cuerpo destinadas a captar el flujo universal, el eterno movimiento de todo lo que nace, se desarrolla y perece; y a través de ello el sentido de todo cuanto existe, en la síntesis de dieciocho movimientos (o runas) que son capaces de dar cuenta de todo acontecer. Luego las posiciones del cuerpo fueron dibujadas como símbolos y grabadas en la madera o la piedra, y transformadas en runas[4]. También los chinos pretendieron algo similar con su Libro de Las Mutaciones. Allí el flujo universal es captado en sesenta y cuatro movimientos, cada uno de los cuales da lugar a uno de los sesenta y cuatro arquetipos que explican toda la realidad, tanto la que es manifestada como la que es inmanifestada.


En El Secreto de Las Runas, la captación del sentido del movimiento del Todo es la condición que hace posible el sentido mántico y alquímico que subyace en las runas. Pues la captación de ese sentido es comprensión superlativa y clarividente de la dualidad, la trinidad y la multiplicidad en que se manifiestan todos los seres y por las que todos los acontecimientos son posibles.  La runa es así inteligencia en este acontecer del otro acontecer; esto es, visión interior (pues la runa, antes de ser un símbolo exterior es un arquetipo interno) en este plano de lo decidido en el otro. Lo que uno ve en sí es la Ley que es Destino.  Esa ley esta inscrita en el Cielo y en la Tierra, esto es, en el arriba y en el abajo (como versa el primer principio del hermetismo), en el exterior y en el interior, en el plano visible y en el invisible, en lo manifestado y en lo inmanifestado. Así, la runa hace visible lo invisible, conecta el exterior con el interior, informa sobre el flujo de las cosas, y dicta la conducta sensata en este plano de la realidad. Por ello las runas constituyen un Sistema, esto es, un Futhark, y no son nunca la mera expresión aislada de símbolos inconexos e inconcomitantes, capaces de predecir de manera autónoma (esto es, cada uno de ellos tomados y considerados en forma independiente) una realidad cualquiera determinada, o un supuesto futuro asociada a ella. Pues las runas operan solidariamente en confabulación mística, anudando todos los momentos, enlazando todos los instantes, en la medida en que ellas son expresión del flujo universal de todo acontecer. Y esta es la sustancia comunicada por El Secreto de Las Runas, la esencia en ellas descubierta por la obra y la clarividencia de Guido von List.  A esa esencia filosófica List agregará luego lo descubierto en el campo de un simbolismo mucho más amplio que implica e involucra a la heráldica, la arquitectura, el paisaje, el folclore germano, los dichos populares, e incluso el antiguo arte de la repostería alemana



[1] Cfr. Die Hochheilige Drei (GLB 2) p. 14; v. también para este interesante tema "Dreidimensionales Leben des Menschen (GLB 3) p. 21
[2] La Triada-Triunidad-Triunitaria es un concepto listiano que expresa la idea de una Triada de elementos que ora confluyen, ora se disgregan.  Ése es el significado correcto de esta expresión.  Lo que List quiere marcar con ello es que la "unidad" y la "dispersión" se dan también al nivel de lo Trino y lo Múltiple (como se ve igualmente con la idea de la Multiplicidad Multiconforme Multidispersa).
[3] Cfr. Mysterium der Selbstweihe (GLB 1), p. 7. En El Secreto de Las Runas (Versión castellana de Hyranio Garbho) v. p. 55. 
[4] Estas ideas sobre las Runas, como trazos tardíos que imitaban las posiciones en las que el Cuerpo podía captar mejor el flujo universal de todo acontecimiento, tienen su origen en uno de los discípulos de List llamado Friedrich Bernhard Marby.  Este autor condensó sus ideas sobre las runas en una única obra titulada Marby-Runen-Bücherei, y en una serie de artículos publicados en las más diversas revistas de la época.  En esencia, lo que propone Marby es que el hombre puede tanto recepcionar como transmitir ondas, y a través de esta operación puede disponerse en la captación del sentido del flujo eterno dependiendo de la posición del cuerpo y ciertas influencias planetarias, unidas ambas al magnetismo de la tierra, la hora del día y la configuración del paisaje.

Guido von List


 Pensamiento, Obra e Influencias

Por Hyranio Garbho


En 1888 List publicó su primer libro.  Se trataba de una novela con fondo histórico que narraba cómo, gracias a la unidad de las antiguas tribus germánicas Quadi y Marcomanni y la derrota infligida por éstas a los romanos, se había logrado expulsar al enemigo del suelo germano.  La novela llevaba por título Carnuntum, nombre de la antigua fortaleza romana donde habían tenido lugar los hechos narrados en esta historia.  Uno de los méritos de esta opera prima de List consistió en haber sabido retratar el glorioso pasado de los ario-germanos libre de la perniciosa influencia judeo-cristiana.

Desde esta temprana época del Carnuntum, su primera novela, List hubo demostrado un interés nada habitual por el folclore de su pueblo.  En los años que trabajó como periodista publicaba de privilegio artículos sobre el campo y el campesinado austriaco. Sus alusiones al paisaje, los ríos, los arroyos, las montañas, los campos, los bosques, etc., del espacio geográfico austro-alemán eran recurrentes; y las interpretaciones paganas de los mismos, según las cuales, el espíritu de los dioses y los héroes germanos del pasado habitaban en estos ejemplares de la naturaleza, hacía que List invitara permanentemente a reverenciarlos.
Guido von List en Carnuntum, 1911

La idea que Guido von List tenía de un intelectual germano era la de aquel que podía ver interiormente los orígenes de su pueblo en el significado oculto que yace en los mitos, los nombres de lugares, las formas de la heráldica, el sentido de las runas, etc.  List no sólo pensaba que el espíritu de los dioses germanos habitaba en los bosques de la tierra alemana, sino que, además, cada árbol, cada piedra, cada río, cada lugar en esa tierra bendita estaba asociado y vinculado con alguna antigua divinidad germana.

Luego de la publicación de Carnuntum List sacó a la luz sucesivamente una serie de ensayos y libros que dan cuenta de un interés cada vez más acentuado por rescatar de las sombras y del olvido ese glorioso pasado nacional de los arios-germanos.  Entre los libros publicados por List en el curso de los años que van desde 1888 a 1898 este énfasis resulta innegable. Las obras que destacan de este período son (sin considerar sus artículos en diversas revistas, periódicos y diarios pangermánicos)[1]: "Deutsch Mythologische Landschafts bilder" (Imágenes del paisaje mitológico alemán); Tauf, Hochzeits und Bestattungs-Gebräuche und deren Ursprung (El Origen del bautismo, las bodas y las costumbres funerarias); Jung Diether's Heimkehr. Eine Sonnwend-Geschichte aus dem Jahre 488 n.Chr (El regreso a casa del joven Diether. Una historia del Solsticio de Verano del año 488 d.C.); Der Wala Erweckung (El Despertar de Wala); Walküren-Weihe. Epische Dichtung (La Consagración de las Walkirias.  Poesía Épica); Pipara. Historischer Roman aus dem 3 Jahrhundert n Ch. (Pipara. Novela histórica del siglo 3 d.C.); Der Unbesiegbare. Ein Grundzug germanischer Weltanschauung (Lo Invencible. El rasgo esencial de la Cosmovisión germánica).

A partir de 1898 este énfasis de la obra de List, puesto en el rescate del glorioso pasado nacional ario-germánico, se va a enriquecer superlativamente con la introducción de una serie conceptos e ideas que deben su influjo al pensamiento de Max Ferdinand Sebaldt von Werth[2].  Este autor va a ser decisivo en la evolución de la filosofía de List, particularmente en lo que dice relación con la profundidad esotérica de su obra. Pero también, la influencia de Sebaldt en List significó el inicio del descubrimiento de las raíces ocultas de la religión germana centrada en la pureza racial como punto de partida, base y fundamento.

Max Ferdinand Sebaldt von Werth escribió dos libros excepcionales promediando el final del siglo XIX y comienzos del siglo XX.  Esos libros llevan por título Wanidis (1897) y Genesis (1903). En ambos textos, el tema central es la antigua religión sexual de los arios, la que es descrita en términos de eugenesia, tras cuya práctica se buscaba asegurar la pureza y la preservación de la sangre de los pueblos germánicos.

En estricto rigor Wanidis nunca llegó a publicarse enteramente.  Concebida como una obra de tres volúmenes sólo el tercero de éstos vio la luz bajo el título de "DIS Die arische Sexual-Religion", subdividida a su vez en tres partes.  Los otros dos volúmenes "WAN. Das Wunschwähnen der Midgartmenschen"  que también constaba de tres partes, e "I. Ein Ich", sólo quedaron en el esbozo de un proyecto más general que volvería a ser retomado en la temática que domina Genesis, la obra que Sebaldt publicaría sólo unos años más tarde[3].

En Génesis[4], publicado entre 1898 y 1903 Sebaldt aborda los temas tradicionales de la sexología desde una perspectiva que intenta hacerlos comprensibles a la luz del develamiento de los misterios asociados a la eugenesia y la preservación de la pureza de la sangre. Así, temas tales como el erotismo, las bacanales, la libido y la manía son vistos a través del vitral de la raza[5].  El genio de este autor, por lo tanto, yace precisamente en esto: en el hecho de haber sabido interpretar las nociones ocultistas de la mitología germánica a la luz de los misterios reservado a la preservación de la pureza de la sangre.

List adoptó muchas de las ideas de Sebaldt.  Reflejo de ello son algunos de sus artículos publicados en Der Scherer y en Die Gnosis[6]. Una de estas ideas está relacionada con la figura del dios del panteón germánico Mundelföri.  List toma de Sebaldt el pensamiento de que este Dios es el genio creador del que parte la cosmología aria y participa de la convicción de que en el principio Mundelföri creó el Cosmos, librando al universo del caos originario en que se hallaba sumido. De este acto creativo inicial se desarrollaron luego los opuestos que contraponen la oscuridad a la luz, la materia al espíritu, lo femenino a lo masculino.  Siguiendo a Sebaldt List participó de la idea de que sólo la unidad de los opuestos podía garantizar la liberación de energía necesaria para el restablecimiento y la resurrección del mito ario germánico.  Esa unidad de los contrarios contemplaba la unión de lo masculino y lo femenino en el vínculo concreto de hombres y mujeres emparentados por la pureza de su sangre, en la que Sebaldt, como también List, cifraron gran parte de sus esperanzas.   

En Die Gnosis List, en su artículo, Die esoterische Bedeutung religiöser Symbole (El significado esotérico de los símbolos religiosos), siguiendo a Sebaldt, ilustró las fases de la religión sexual de los antiguos arios sirviéndose de jeroglíficos que van desde el trifol hasta la esvástica de Thule. La influencia de Sebaldt también puede apreciarse en las ideas posteriormente adoptadas por List sobre la inmortalidad del alma y la reencarnación; y fundamentalmente la idea sobre la determinación kármica de los individuos[7].  A partir de esta influencia List distinguió entre una forma exotérica de la doctrina religiosa, correspondiente con lo que era el wotanismo, y una forma esotérica más propia del armanismo[8].  List coincidía también con Sebaldt en que los iniciados, en la antigua Germania, habrían tenido sobre los hombres comunes una autoridad incuestionable, que les venía del hecho de pertenecer a la clase social mejor lograda, la clase de los gobernantes, que en la terminología de List se identificaban con los Irmiones, más tarde llamados Armanen.

El Secreto de las Runas y la influencia de Sebaldt marcan una evolución en el pensamiento de List.  Testimonio de esta transformación son los cambios de lenguaje relativo a ciertos conceptos centrales de su filosofía[9]. Entre 1902 y 1913 List centra sus investigaciones enfatizando el nuevo carácter adquirido por las mismas. Así, en el curso de estos años, indaga sobre las relaciones y paralelismos descubiertos entre la más antigua tradición ario-germánica y la tradición hindú, a propósito de la correspondencia numérica entre los enigmas aritméticos del Grimnismal y el número de años que supone el Kali Yuga, la última y más oscura de las edades del ciclo hindú[10]. En Die Bilderschrift der Ario-Germanen (La Escritura pictográfica de los Ario-Germanos) List propone que la manifestación divina está relacionada con los tres Logoi (Die drei Logoi)[11] y los posteriores círculos del fuego, aire, agua y tierra[12].  Cada una de éstas aluden a las esferas de la mitología nórdica: el Muspilheim, Asgard, Wanenheim y Midgard; y están vinculados con la imagen respectiva de los dragones-fuego, dioses-aire, gigantes-agua y género humano.

Según List la humanidad aria evolucionó (involucionó) a partir del desarrollo de cuatro razas precedentes.  La primera raza sobre la tierra fue la raza de los descendientes del gigante Ymir a la que le siguió la raza de los descendientes de Olgelmir.  La tercera raza estaba emparentada al gigante Thrudgelmir y la cuarta se correspondía con los descendientes del gigante Belgermir.  Luego del desarrollo de estas cuatro razas precedentes vino la aparición de la última y más joven de las razas, la raza de los arios-germanos, que completa el ciclo de la evolución del género humano[13].

Otro testimonio de la evolución del pensamiento de List viene marcado por el desarrollo de la idea del armanismo y el papel de la armanenschaft en la antigua tradición ario-germánica.  A estas ideas dedicamos el siguiente acápite de nuestro estudio.



[1] Entre 1893 y 1896 Guido von List publicó asiduamente artículos en el diario Ostdeutsche Rundschau, editado por Karl Wolf.  También colaboró con el Leipziger Illustrierte Zeitung entre 1905 y 1907.  Entre las revistas para las que Guido von List publicó artículos destacan Laufers Allgemeine Kunst-Chronik, Der Sammler, Das Zwanzigste Jahrhundert, Die Gnosis, Neue Metaphysische Rundschau, Die Nornen, Prana. etc.
[2] En los últimos años el historiador inglés Nicholas Goodrick-Clarke ha pretendido apuntarse como un mérito de su obra el haber sido el primero en plantear la deuda que, con respecto a la obra de Sebaldt von Werth, tiene el pensamiento de Guido von List.  Esto es cierto en una medida relativa.  Hay autores en Alemania y en Francia que plantearon ya en los años sesenta la importancia del pensamiento de Sebaldt von Werth en la obra de List. Es probable que Goodrick-Clarke los haya conocido o que haya llegado a esta convicción por caminos propios.  Nosotros no lo sabemos.  Lo que sí sabemos es que hay una notable influencia del pensamiento de Sebaldt von Werth en la obra de List.  Y que estas ideas circulaban entre los conocedores del tema ya en la década del sesenta.  En nuestro examen sobre este asunto en particular hemos incluido, no obstante, algunas de las ideas planteadas por Goodrick-Clarke, las que, pasando por alto todo juicio de valor de este autor (y sobre este autor), nos parecen muy valiosos en el sentido de la información que aportan.  Cfr, Nicholas Goodrick-Clarke, The occult roots of nazism, Nueva York, 2004, Wotanism and Germanic Theosophy pp. 51 y ss.
[3] Wan-I-Dis era un título que debía su origen precisamente al encabezado que presidía cada uno de los volúmenes de que debía estar compuesto.  Así, el primer volumen llevaba por título "WAN", el segundo "I" y el tercero "DIS".  El subtítulo que acompañaba a éstas (Das Wunschwähnen der Midgartmenschen, Ein Ich y Die arische Sexual-Religión, respectivamente) sólo venía a aportar información sobre el tema general del que trataba el volumen respectivo.  D.I.S. "Sexualreligion". Enthüllungen, 3 vols., Sexual-Mystik, Sexual-Moral, Sexual-Magie (Leipzig, 1897), publicado bajo el pseudónimo de Maximilian Ferdinand.  Wanidis. Der Triumph des Wahnes. D.I.S. Die arische "Sexualreligión" als Volks-Veredelung in Zeugen, Leben und Sterben.  Mit einem Anhang über Menschenzüchtung von Carl du Prel (Leipzig, 1897).
[4] Publicado bajo el seudónimo de G. Herman, Genesis, das Gesetz der Zeugung, 5 vols. Leipzig (1898-1903)
[5] Cfr. Nicholas Goodrick-Clarke, op. cit., p. 51
[6] Cfr. Nicholas Goodrick-Clarke, op. cit., p. 52
[7] Cfr. Die sieben Erkenntnispunkte (GLB 1), p. 66 y ss.   En El Secreto de Las Runas (Versión castellana de Hyranio Garbho) v. p. 131 y ss.
[8] Cfr. Templeisen sind Kalander (GLB 2) p. 64
[9] Cfr. Nicholas Goodrick-Clarke, op. cit., p. 53
[10] Cfr. Guido von List, Die Religion der Ario-Germanen in ihrer Esoterik und Exoterik, Zurich 1909
[11] Cfr. Die Drei Logoi y ss. (GLB 5), Leipzig 1910, pp. 21-28; v. también Kalander. Der dritte Logos. Magie (GLB 4) p. 45
[12] Cfr. Element des feuers, des Lichtes und der Luft y Element des Wassers und der Erde (GLB 5) pp. 28 y 29
[13] Cfr. Die Drei Logoi (GLB 5), p. 21