viernes, 10 de junio de 2011

La Gnosis y El Cristianismo


(para una investigación en curso)

El judaísmo rabínico, corriente religiosa triunfante de la debacle del año 70 d.C. intentó expurgar las tendencias gnósticas insertas en el judaísmo. Entonces los gnósticos miraron al cristianismo, una tendencia más del judaísmo en sus comienzos, y rival de las religiones mistéricas tan en uso en el siglo I y II en el Imperio romano. Y para combatir la influencia de la Iglesia, los gnósticos tuvieron que buscar refugio en el seno de ésta. Los adeptos a estas doctrinas se consideraban cristianos, es más, los "verdaderos" cristianos. Raramente se denominaban a sí mismos "gnósticos". Preferían los términos "elegidos", "perfectos", "hijos del Padre", "generación inquebrantable" y "compañeros espirituales". Se parecían a los círculos filosóficos bajo la dirección de un maestro, o a ciertos grupos de seguidores de la religiones de los misterios. Tenían reuniones rituales, en que se daban el abrazo o beso de la paz y celebraban banquetes al estilo de los filósofos clásicos. Unas veces se situaban dentro, y otras al margen o fuera de las comunidades cristianas.
Su actividad fue muy importante en los dos primeros siglos de nuestra era. Algunos movimientos gnósticos adaptaron escritos gnósticos judíos a un supuesto gnosticismo cristiano. Otros casi llegaron a dar al traste con el cristianismo presentado en el Nuevo Testamento. Con una gran agudeza, diversos autores gnósticos captaron el impresionante atractivo que emanaba de la figura de Jesús y procedieron a instrumentalizarla dentro de sus respectivos esquemas de pensamiento.
El cristianismo no aceptó las doctrinas gnósticas: aunque su ética de conducta a veces era similar a la de Jesús, y pretendía apoyarse en las Escrituras, interpretándolas a su conveniencia, el concepto de divinidad y de la naturaleza de Cristo, así como el camino de la salvación, diferían notablemente de la doctrina cristiana.
Sin embargo, la iglesia primitiva llegó a temer el peligro de la confusión que el gnosticismo pudiera infundir contra sus fieles. Por ello, desde el siglo II, la Iglesia intentó desembarazarse de esta invasión que removía su doctrina. 

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