miércoles, 3 de abril de 2013

Wotan, las runas y el Hâvamâl


Por Hyranio Garbho[1]


Pese a que la religión de Wotan, redescubierta por Guido von List, figuraría luego, a partir del Bücherei, como la dimensión exotérica de la antigua gnosis germana, su preponderancia y preeminencia en El Secreto de Las Runas continúa siendo visible a un punto en que es difícil discernir los límites con el armanismo, la dimensión esotérica de la vieja aurea catena de los arios[2]. Tanto el wotanismo como el armanismo enfatizan la iniciación en los misterios de la naturaleza, y ambas tienen al Edda y a las runas como sus fuentes originarias.

Según List los Eddas fueron escritos por refugiados alemanes en Islandia que huían de las persecuciones de los cristianos por cultivar la religión de Wotan.  Por lo que, en esencia, entonces, los Eddas conservan la antigua sabiduría alemana reflejo de los misterios de la religión wotanista.




En los Eddas Wotan aparece como el Supremo Soberano Señor de Guerra.  Es también un sabio y un vidente que alcanza el desarrollo de la visión interior, la sabiduría, por la vía del autosacrificio y la automutilación. Estas ideas están muy bien reflejadas en el Völupsâ (o Canto del Vidente) y el Hâvamâl (o Discurso del Altísimo). En este último el autosacrificio aparece como el único camino, a partir del cual, es posible la adquisición de la sabiduría que trasunta los poderes para transmutación de los elementos.  Este autosacrificio consistente de suyo en un riguroso cultivo del cuerpo y del espíritu (colgar durante nueve días y nueve noches del árbol del espanto) se lleva a cabo a partir de rituales que están presididos por la máxima: "supérate a ti mismo".  Esto es, sobreponte a tus debilidades, trabaja para estar física y mentalmente sobre ellas. 

Este sacrificio está representado de forma simbólica en el Hâvamâl.  Allí se puede leer lo que sigue:

Yo sé que pendí del árbol,
Azotado por el frío viento,
nueve eternas noches
herido por la lanza consagrada a Wotan
por la lanza que yo mismo consagré a mi mismo
en aquel árbol del que nadie conoce el origen de sus raíces.

Ni pan, ni hidromiel me fue ofrecida
Entonces miré hacia abajo
Y en un grito salido del alma
las runas vinieron a mi conocimiento
Y entonces me dejé caer del árbol.


Wotan alcanza la Sabiduría (la comprensión del Secreto de Las Runas) únicamente mediante esta vía, que parece enseñar a los primeros germanos el valor del sacrificio y del autosacrificio como único camino o vía privilegiada para alcanzar lo único realmente valioso en esta vida, el conocimiento de sí (de donde se extrae la idea que las Runas son la materialización de ese supremo conocimiento). En el Völupsâ, el sacrificio que conduce al autoconocimiento (que es la autosuperación) viene representado por el sacrificio en el pozo de Mimer.

A este respecto cabe señalar un par de cosas no suficientemente explicitadas sobre el verdadero significado de estos sacrificios de Wotan en el Hâvamâl y el Völupsâ. Ambos están relacionados con el desarrollo de la intra-visión o la clarividencia, vinculada ésta a la adquisición de poderes mánticos y de transmutación de los elementos.  El principio esotérico implicado en esto dice relación con la convicción de que únicamente puede alcanzarse dicho poder en el exterior, si acaso antes se lo ha conquistado en el interior. Pero los sacrificios de Wotan requieren todavía de una explicación más precisa.  En el Hâvamâl Wotan pende del árbol del espanto para alcanzar el significado secreto de Las Runas.  Pero las Runas de que se trata aquí, antes de estar grabadas en piedras o maderos, están inscritas en el corazón de Wotan.  Así, develar el Secreto de Las Runas es sinónimo de cumplir con ese viejo imperativo ario inscrito en el Templo de Delfos, y que dice Conócete a ti Mismo. Wotan conoce el significado de Las Runas primero en él (las ve en su interior); y ello sólo ha sido posible mediante la praxis del sacrificio.  Esas runas que él ha visto en sí mismo y que develan también los secretos para operar sobre los Elementos en el exterior, aparecen bajo la forma de una conquista de la Sabiduría, por medio de una automutilación, en el Völupsâ.  Allí Wotan ofrece uno de sus ojos a Mimer para así poder beber de la fuente del conocimiento.  Nuevamente se trata aquí, bajo otra fórmula, del mismo conocimiento interior que hace posible la visión en el plano exterior; la clarividencia o el mántico poder sobre los hechos futuros.  Estos acontecimientos futuros, no obstante, no tienen mucho que ver con hechos que acaecerán, sino que están relacionados con una forma de Conocimiento Superior  directamente ligados con la noción de "Destino" (Schiksal), que es la única ley que explica  satisfactoriamente el contenido secreto de la expresión Conócete a ti Mismo, que preside el significado de ambos sacrificios de Wotan en los Eddas.

Conócete a ti Mismo significa Conoce la ley que es Destino y que rige en ti[3]; y esa Ley que es Destino es descubierta por Wotan bajo la forma de la bebida de la fuente del conocimiento en el Völupsâ (la que literalmente permite conocer la geometría del Destino), y bajo la forma de Las Runas en el Hâvamâl.

List fue el primer wotanista moderno.  Él redescubre el wotanismo y reivindica a la figura de Wotan como el dios en el que mejor se sintetiza la voluntad de la naturaleza. Pero en la obra de List Wotan aparece como una de las entidades divinas, la principal, de un Dios que en verdad, lo mismo que en el hinduismo y el cristianismo, es uno y trino.  En efecto, de acuerdo con List, la divinidad de los primeros ario germanos en realidad se llamaba Allvater, el cual se manifestaba en la triada de Wotan, Wili y We[4].

En cuanto figura principal de la trinidad aria Wotan encarna las leyes de la naturaleza, la unión mística entre el cielo y la tierra, la geometría de la Ley que es Destino y que describe un ciclo incesante de transformación a través de los tres estados que son el Venir-al-Ser, el Permanecer-en-el-Ser y el abandonar-el-Ser para Venir-al-Ser nuevamente. La estructura de este ciclo completo, según la filosofía de List, contemplaba un movimiento sencillo que iba de la unidad a la multiplicidad para retornar de nuevo a la unidad.  Esta estructura estaba representada simbólicamente por triskeliones, esvásticas y triángulos.  Cuando éstos se dibujaban invertidos o describiendo una dirección contraria a las agujas del reloj representaban las "fases de la evolución cósmica en el giro inferior del ciclo" esto es, el paso de la unidad a la multiplicidad; cuando se diseñaban describiendo el sentido de las agujas del reloj (o en el caso del triángulo con el vértice hacia arriba) representaban el retorno a la divinidad, esto es, el paso de regreso desde la multiplicidad a la unidad.

De acuerdo con List este ciclo está máximamente presente en la naturaleza; aunque también puede extenderse a fenómenos históricos.  Así, el nacimiento, ascenso y caída de una cultura o civilización estaba sujeta al mismo ciclo o desarrollo que cualquier otro fenómeno o proceso de la naturaleza.  Pues las leyes de la naturaleza rigen también las leyes de las historia. Y ésta describe los mismos movimientos que de un modo u otro rigen también el ciclo de las estaciones del año, o la rotación constante de los planetas. Así, este proceso natural de nacimiento, desarrollo y muerte o surgimiento, ascenso y caída está presente en toda la realidad pues es ley de la naturaleza, de Dios, proyectada a la historia, la cultura, la sociedad.




[1] Este ensayo forma parte del Estudio Preliminar realizado por Hyranio Garbho para la primera edición castellana del Secreto de Las Runas de Guido von List.
[2] Cfr. Templeisen sind Kalander (GLB 2) pág. 64
[3] Para una mayor comprensión de esta idea ver mi ensayo Fatalidad, Destino y Azar en hyraniogarbho.blogspot.com
[4] Cfr. Zeit und Raum. Wuotan, Wili, We (GLB 5), pp. 26 y ss.

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