(para una investigación en curso)
El gnosticismo puso en aprietos los intentos de
unidad de la jerarquía eclesiástica, que comenzaba a perfilarse. Podía hacer
que el movimiento se dividiera en múltiples sectas fuera del control
sacerdotal. No obstante, la influyeron. En esos momentos la teología cristiana estaba
en mantillas, y los gnósticos aportaron una cosmogonía y una filosofía.
Asímismo fijaron las relaciones entre paganismo y judaísmo.
La Iglesia defendió que la revelación no podía ser
sustituída por ninguna filosofía, y que no era sino un intento del neopaganismo
por vivir al amparo del cristianismo. En un principio, los gnósticos vivían
dentro de la iglesia oficial; sólo hablaban de aquellas doctrinas que no les
hacían chocar con las autoridades establecidas y ocultaban su gnosis salvo a
los iniciados. Decía TERTULIANO que "no confían sus misterios ni siquiera
a sus discípulos antes de haberles ganado por completo; tienen el secreto de
persuadir antes de instruir".
Su error táctico fue cuestionar la autoridad
eclesiástica, por otro lado inevitable: el gnóstico es libre, y piensa
libremente. En ello se parece al místico, también situado en los límites de la
ortodoxia. Cuando la Iglesia fue oficializada, la gnosis, con sus diversas
escuelas, fue condenada en bloque (Concilio de Nicea, 325 d.C., especialmente
adverso contra Basílides). De la batalla con los gnósticos, paradójicamente, la
Iglesia aprendió una lección: si quería conquistar las mentes del Imperio debía
dotarse de la aportación de la filosofía pagana. Y actitudes claramente
gnósticas, pero ortodoxas, se vieron a partir de entonces.
De todas formas, las doctrinas gnósticas no
desaparecieron, sólo se eclipsaron algunas de sus tendencias. Otras volvieron a
aflorar en otros movimientos posteriores: los mandeos han sobrevivido hasta el
día de hoy, los sethitas siguieron propagando sus doctrinas hasta bien entrada
la Edad Media, época en que aparecieron grupos gnósticos de enorme pujanza,
como los bogomiles y los cátaros.
Y es más, aflora en diversos momentos como una
actitud contestataria hacia la jerarquía católica. Los románticos retomaron
temas gnósticos para defender la libertad, el derecho a rebelarse de un Dios
autoritario como el Yahvé bíblico. Los luciferinos actuales también: he aquí
dos caras de una misma moneda.
Lo cierto es que difícilmente puede conjugarse el
Dios celoso, vengativo y cruel, caprichoso y exigente, que se muestra en el
Antiguo Testamento y el Dios paternal y bondadoso puesto en boca de Jesús, un
rabino judío. Si ponemos en dos columnas las palabras de uno y otro son a veces,
sencillamente, opuestas. Así lo muestra, por ejemplo, el "Libro de los dos
Principios" de los Cátaros. ¿Hemos de concluir que se trata de dos dioses
diferentes? ¿Lucifer no fue sino el paradigma de un luchador romántico que se
opuso a la tiranía y quiso que los hombres CONOCIERAN lo que se les prohibía?
Los gnósticos iban en ese sentido. Yo no. En las
religiones hay una evolución, y así como cambian los creyentes, así van
moldeando y cambiando a su Dios o Dioses. En todas las religiones hay procesos paralelos
de sublimación. Se empieza por sacrificios sangrientos y se llega a los
sacrificios "simbólicos" personales. Así, los Vedas insisten en el
sacrificio sangriento, las Upanishads lo rechazan. El judaísmo también tuvo su
evolución. El Dios del Génesis no es el mismo que el Dios de los judíos
actuales. Salvo algunos extremistas, los judíos de hoy no consideran lógico
restablecer los sacrificios de animales que prescribe el Levítico. Cuando Jesús
habla (y no todo lo que se pone en su boca es auténticamente dicho por él)
hablan siglos de evolución religiosa. No obstante, defiendo la libertad de la
que los gnósticos hacían gala. Todo aquel que pone imaginación y
librepensamiento en materia religiosa acaba siendo santo o hereje quemado en la
hoguera. El matiz es la obediencia que profesen hacia el estatus establecido.
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